La presidenta del Brasil, Dilma Rousseff, como muchos brasileños, anticipó el inicio del carnaval, que se festeja entre el domingo y martes próximos, y partió este viernes al estado de Bahía, donde pasará el feriado largo en la playa de la base naval de Aratú, acompañada por su hija, su yerno y su nieto, informaron medios locales.
En Río de Janeiro, el alcalde Eduardo Paes también anticipó el inicio de la festividad más importante del país al renunciar simbólicamente al puesto y entregar las llaves de la ciudad al "Rey Momo", el monarca que comanda la fiesta popular más importante del país, que virtualmente paralizará Brasil al menos hasta el Miércoles de Cenizas.
Según las autoridades locales, el Carnaval de este año atraerá a Río a unos 850.000 visitantes brasileños y extranjeros y moverá unos 650 millones de dólares, además de generar empleo para 250.000 personas.
Para evitar incidentes de criminalidad, la gobernación de Río armó un gigantesco esquema de seguridad, que reunirá en total a 12.000 agentes de la policía militarizada, que esta semana suspendieron una huelga iniciada el 10 de febrero pasado en demanda de mejores salarios.
Las celebraciones más largas y multitudinarias, sin embargo, tendrán lugar en Salvador de Bahía, donde el Carnaval empezó en la noche de este jueves y proseguirá hasta el mediodía del Miércoles de Cenizas, pese a los reiterados llamamientos de la Iglesia católica para que sus fieles respeten el período de Cuaresma.
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